miércoles, 11 de octubre de 2006

Pedro J. vs Pedro J.

Para que no digáis que solo enlazo a periódicos derechosos, esta vez un artículo de Pablo Mingote en el polanquizado y prácticamente comunista ABC. Extracto:

Del halago al vilipendio

No siempre fue así. Antes, Pedro José Ramírez quería a Baltasar Garzón, le apreciaba y, a tenor de lo escrito en sus libros, le consideraba incluso un amigo. De la mano caminaron en el caso de los GAL, cuando el periodista se lanzó en su particular cruzada contra el ex presidente del Gobierno Felipe González y la cúpula del Ministerio del Interior. Una lucha en la que los caminos del diario «El mundo» y del juez de la Audiencia Nacional iban parejos.

(...) Sin embargo, si miramos hacia atrás, en su temprana autobiografía publicada en 1991 -con tan sólo 39 años- y con la colaboración de la periodista Marta Robles, Pedro José Ramírez recordaba los halagos que ya había dedicado a Garzón en su libro La rosa y el capullo en el que decía de él: «Puestos a hablar del elenco, estaba claro que la ciudadanía podía enorgullecerse de haber encontrado en Baltasar Garzón un juez tan honrado y pertinaz -si bien mucho más joven- como el legendario John Sirica». Toda una declaración de intenciones.

(...) Pero de nuevo las páginas del diario sueltan sapos y culebras contra Garzón en los últimos tiempos. Las cañas se convierten en lanzas. El juez ha cometido el pecado -¿imperdonable a ojos de Ramírez?- de poner en duda la veracidad y la honradez de los peritos del caso del 11-M, tema éste que ha sustentado el presunto periodismo de investigación de «El mundo», que algunos señalan de forma pública como el periodismo de talonario.

«El mundo» se despachó a gusto con Garzón con una retahíla de graves insultos y acusaciones: «Montaje de Garzón para criminalizar a los peritos que denunciaron la falsificación»; «Linchamiento de tres inocentes víctimas de Garzón»; « Es obvio que el juez vulneró sus garantías procesales, en una conducta rayana en la prevaricación»; «Todo esto ha sido perpetrado... por un juez que actúa sin competencias, por la noche y en secreto, con evidente mala fe, y habrá que comprobar también si con afán coactivo y de manera ilícita».

La relación, el idilio, se ha roto, y esta vez parece que de forma definitiva.
(visto en el blog de Martínez Soler, que suelo leer por la comparación entre portadas de El País y El Mundo)

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