lunes, 11 de junio de 2012

Divagaciones a cuenta del rescate

La verdad es que no tengo nada claro si esto del rescate-tomate es bueno, malo, o cuarto y mitad de cada cosa.

Lo que sí tengo claro es que las frases que oímos acerca de "perder soberanía", "lo que los alemanes no consiguieron en dos guerras mundiales lo están consiguiendo ahora" y similares son muy peligrosas. Es cierto que los intereses de los grandes capitales alemanes no coinciden demasiado con los de los españoles de a pie, pero no debemos caer en la trampa de "España contra Alemania" (hoy he leído un chiste: "Esta vez Gibraltar no va a ser suficiente, vamos a tener que revindicar Cuba"). El enemigo no son los alemanes, sino quienes nos han llevado a esta situación.

Y si nos consideramos como colectivo, la culpa es en su mayoría nuestra. No es cierto que hayamos "vivido por encima de nuestras posibilidades" (¿cuántos de vuestros colegas compraron casas para especular? Es más, ¿cuántos de vuestros padres, obreros de manual, tienen dos o más casas, una de ellas de vacaciones? ¿Alguien les dijo jamás que estaban "viviendo por encima de sus posibilidades"?).

Lo que sí hemos hecho es "votar por encima de nuestras posibilidades". Incluyo en esto las elecciones sindicales. Y también el "pecado por omisión" de protestar mucho en los bares pero a la hora de la verdad no hacer ná de ná.

Unos han votado PPSOE con ceguera fanática (mientras los criticaban en el bar por corruptos y ladrones, son todos iguales pero oye, es lo que hay). Otros han votado CCOOUGT en el curro (mientras decían que menudo morro los liberados, a ver si les quitan las subvenciones, pero luego ni protestaban cuando les decían que el ERE era por su bien). Casi todos hemos tragado con cualquier cosa como corderitos (es lo que necesita el país, yo es que no me puedo permitir perder 100 euros mañana, total si no sirve de nada, etc). Casi nadie ha sido capaz de organizarse para montar pollos. Y cuando alguien sí lo hacía, se le ha criticado sin piedad y de forma destructiva por no ser perfecto.

Excusas. Hemos vivido en un mar de excusas.

A ver si este veranito, que va a ser movido (¡hola, señor Rajoy!), nos bajamos del pedestal un rato, miramos a nuestro alrededor y somos capaces de reconocernos como miembros de la misma clase, que reciben las mismas hostias y que tienen los mismos intereses.

Los grandes empresarios y los políticos ya lo hacen. Ellos sí tienen conciencia de clase. Comparad cómo están ellos y cómo estamos nosotros. Algo tiene que ver.

No dejéis que nadie os mangonee (¡hola, señor Rubalcaba!), o al menos tratad de aprovechar sus mangoneos para nuestros intereses (¡hola, señores Toxo y Méndez! ¿Convocarán la próxima huelga antes de que les obliguen los sindicatos nacionalistas?).

Pero, sobre todo, perdamos el miedo y la vergüenza. Antes de que perdamos hasta la camisa.

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